Schwarzenegger no la pegó

Desde que decidió abandonar la política, Arnold Schwarzenegger no ha dejado de hacer cine, especialmente películas de acción, su principal fortaleza. Lo hemos visto en la franquicia de “Los mercenarios” (2010, 2012 y 2014) y en su regreso a la saga que lo hizo famoso en “Terminator: Génesis” (Alan Taylor, 2015), pasando por “Plan de escape” (Mikael Hafström, 2013), “Sabotaje” (David Ayer, 2014) y “El último desafío” (Kim Jee-woon, 2013), la mejor del lote.

Luego vendría “Maggie” (Henry Hobson, 2015) una rareza en la cual encarnó a un hombre común y corriente, aún cuando debe lidiar con el proceso de transformación de su hija adolescente en zombi. Pero en “Una historia de venganza”, su más reciente filme, va todavía un paso más allá, hasta el extremo de romper toda expectativa en el público no avisado, que podría esperar un thriller a lo Charles Bronson, cuando en realidad es todo lo contrario.

Se trata de un melodrama, basado en un caso verídico, que relata la tragedia aérea ocurrida sobre el lago Constanza -entre Alemania, Austria y Suiza-, en la que dos aviones chocaron en el aire provocando el fallecimiento de todos los pasajeros. El filme, dirigido por Elliott Lester (Blitz), cuenta el proceso que llevó a uno de los familiares de las víctimas que, roto por el dolor de perder a su mujer y su hija embarazada, buscó incansablemente la forma de encontrar al controlador aéreo, considerado por la investigación como el responsable del hecho, para enfrentarse a él cara a cara en busca de respuestas.

El rol del vengativo hombre de familia, encarnado por Schwarzenegger, es un registro actoral inédito en su carrera, aunque no por ello muy afortunado. Los críticos han dicho que luce falso y poco convincente y que la cinta posee un tono desangelado, lento y carente de alma. Sólo reivindican a Scoot McNairy y su desgarro interior, profundo y verosímil en el papel del controlador aéreo, pero ningún elogio para el musculoso ex gobernador de California. Lo menos que le han dicho es que es mejor que se quede como héroe de acción, de donde nunca debió haber salido. Nada más y nada menos.

Aquilino José Mata/ EDC