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Las sanciones siguen jodi***, y mucho, pero ya no tanto

Con el eco altisonante de los medios que difunden las voces de la ultraderecha estadounidense y venezolana, la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento de Tesorería del Gobierno gringo anunció la revocación de la Licencia 44, la cual permitía a las personas y empresas estadounidenses, y a cualquier otra temerosa de sanciones, hacer negocios petroleros y operaciones financieras con Pdvsa y el BCV.

Pero la inflada y alardeada decisión no revoca del todo el anterior “permiso” de operaciones y transacciones otorgado a Pdvsa y al BCV el pasado 17 de octubre de 2023, denominada Licencia 44, sustituida por la Licencia 44A, la cual contiene varios entretelones que la misma resolución se encarga de responder.

La nueva Licencia 44A revoca el otorgamiento de permiso abierto y general a las empresas que se había dado en octubre de 2023 para que operaran, aunque siempre sujetas a escrutinios y restricciones, en el sector petrolero. A partir de ahora, toda solicitud para operar en Venezuela será sometida a revisión, caso por caso, por la Oficina de Control de Activos Extranjeros.

Adelantemos algo: para nada fueron tocadas las operaciones de Chevron, la Shell, Repsol, ni las del resto de las empresas de servicios petroleros que actúan en el país. La primera seguirá con sus planes operacionales y de inversión a través de las cuatro empresas mixtas en las cuales es socia minoritaria con Pdvsa; la segunda, puede continuar con el acuerdo para producir gas por 30 años firmado con Venezuela. A ninguna de las que ya están en el país se les pidió que se fuera.

Visto a distancia, con criterios de control de mercados, atendiendo a la máxima de que EEUU no tiene amigos sino intereses, la nueva Licencia 44A ahuyenta y somete al escrutinio y aprobación los nuevos y potenciales inversionistas deseosos de concretar acuerdos para invertir y operar en Venezuela.

En otras palabras, desde el ámbito de quienes están sujetos a la influencia y sometimiento a EEUU, la nueva Licencia 44A reserva el patio venezolano a Chevron, Shell y al resto de las empresas de servicios que ya operan en el país.

Las nuevas que teman ser sancionadas tendrán que pedir y esperar el permiso de la Oficina de Activos Extranjeros.

Y sin aspaviento, la Oficina de Activos Extranjeros así lo expone en la licencia incluso dando respuesta a la siguiente pregunta con alguna intención didáctica:

La Licencia 44A se pregunta: ¿pueden las personas estadounidenses continuar participando en transacciones que involucren a Pdvsa o cualquier entidad en la que Pdvsa posea, directa o indirectamente, un 50 por ciento o de mayor interés (colectivamente, “Entidades Pdvsa”), que estén relacionadas con el sector de petróleo o gas en Venezuela?

Respuesta: para personas que buscan participar en transacciones y actividades previamente autorizadas por GL 44, la Ofac considerará solicitudes de licencia específicas caso por caso. Otras autorizaciones relacionadas con las operaciones del sector de petróleo o gas de Venezuela, como GL 8M y GL 41, permanecen operativas y no se ven afectados por la revocación de GL 44.

De esta manera, toda nueva empresa, sea o no estadounidense, cualquier otra compañía temerosa de las sanciones estadounidenses interesada en operar con Pdvsa, será evaluada individualmente, lo cual abre la posibilidad de que aparezcan compañías petroleras y gasíferas quejándose y ejerciendo presión para recibir un trato similar como el recibido por Chevron y Shell.

A esto se añade que la Licencia 44A no tiene efectos inmediatos, pues, específicamente, autoriza hasta antes del 31 de mayo de 2024 todas las transacciones que normalmente son incidentales y necesarias para la liquidación de cualquier transacción relacionada con operaciones del sector de petróleo o gas en Venezuela que fueran previamente autorizadas por Venezuela GL 44.

Es decir, la licencia “otorga” 45 días, hasta el 31 de mayo, para que las empresas y personas estadounidenses o sujetas o temerosas a las ilegales sanciones, liquiden las operaciones, lo cual abre la posibilidad de que otras decisiones puedan ser tomadas, sean permitir o rechazar operaciones e invertir en Venezuela.

En otras palabras, sin duda, la Licencia 44A afectará los ingresos del pueblo venezolano en una magnitud por cuantificar, debido a que creará condiciones adversas a las reglas legales y normales fijadas por la Organización Mundial del Comercio para la compra venta de cualquier mercancía, en nuestro caso el petróleo y gas. Pdvsa se verá coaccionada a hacer uso de “otros” medios financieros y a vender su crudo con descuento mayor al actual.

De esta manera, en plena campaña electoral de EEUU, el presidente y candidato Joe Biden atiende a los intereses de los lobbys que financian campañas electorales y ejercen fuerte control sobre las estrategias políticas estadounidenses, más cuando varios de estos financistas son grupos sionistas estadounidenses que controlan el Gobierno de Israel.

Pero la bulla echa por los medios de EEUU con la ilegal nueva licencia es más que la cabuya, Ojo, sin menospreciar sus perjudiciales efectos. Incluso, así lo revela el diario Wall Street Journal: la administración Biden dijo el miércoles 17 de abril que permitirá que algunas compañías petroleras estadounidenses y europeas continúen en Venezuela.

El medio señala que desde la Presidencia de Estados Unidos consideran que reimponer las sanciones puede incidir en el aumento del precio de la gasolina en ese país. Además, podría producirse una oleada migratoria desde Venezuela. Altos funcionarios de la Casa Blanca no juzgan positiva la medida de restringir las actividades petroleras en la nación caribeña.

“Funcionarios estadounidenses expresan la preocupación de que reimponer las sanciones petroleras aplicadas durante la era Trump, que aceleraron la disminución de la producción de petróleo en Venezuela, pueda resultar en un aumento en el precio de la gasolina en los surtidores estadounidenses y provocar una mayor migración desde Venezuela. Todo esto mientras el presidente Joe Biden busca su reelección en noviembre. Además, restringir a las compañías petroleras occidentales podría limitar el suministro global de energía y abrir la puerta a una mayor inversión china en el país caribeño”, advierten.

Incluso, el medio dice que empleados de mayor jerarquía de la administración Bi- den no creen que hayan sido constructivas las sanciones petroleras impuestas contra Venezuela a principios de 2019, como parte de los esfuerzos del expresidente Donald Trump para derrocar a Maduro.

Altos funcionarios, incluyendo al asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan; a Amos Hochstein, asesor principal de Energía de la Casa Blanca; y a Jon Finer, asesor adjunto de Seguridad Nacional, están abogando por un enfoque diferente que priorice los intereses estratégicos más amplios, como el suministro de energía, por encima del cambio político en Caracas.

Seguir con la política actual “significa una mayor oportunidad de mantener a Venezuela dentro del mercado occidental y menos inclinada a girar hacia China e Irán”, según un asesor de la industria petrolera familiarizado con las deliberaciones.

A esta nota del WSJ se agrega que la realidad económica venezolana ni la retórica antivenezolana del Gobierno estadounidense es la misma de la época Trump. La capacidad de respuesta y fortaleza económica de la Patria de Bolívar hoy es superior en autonomía y potencial de producción; y la realidad geopolítica de EEUU no es tan hegemónica, aun cuando su presupuesto militar de 870.000 millones de dólares, más de tres veces del de China, le otorga el rol de hegemónico dominante.

De haber escalado la inflación en Venezuela a 130.060% en 2018, es decir, lo que costó 10 bolívares el primero de enero de ese concluyó en 1.300.000 bolívares, drama económico conocido como hiperinflación, o cuando el índice de precios al consumidor sube más de 50% anual, al cierre de marzo pasado fue de 1,2%, acumulando un alza en 2024 de apenas 4,1%.

La inflación anualizada o la acumulada en los últimos 12 meses es de 67,75%. El abastecimiento alimentario supera 90% y el tipo de cambio lleva cerca de tres meses sin haber saltado los 36 bolíva- res. El frecuente errático pronóstico del FMI prevé 4% de crecimiento económico en 2024. El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, vaticina 8%. En 2023 fue de 5%.

De haber desplazado en 1875 al cacao como principal producto de exportación, la industria cafetera había caído a unas pocas y monopólicas empresas; hoy existen más de 400 marcas de café.

Un estudio elaborado por la Ucab y el Iesa arroja que la actividad emprendedora subió 10% y alcanza la cifra de 4,7 millones de venezolanos, 65% de los cuales dijo no temer al fracaso, que, a su manera, revela la confianza en el país.

Las 930 ilegales medidas coercitivas siguen violentando los derechos humanos del pueblo venezolano, pero ya no tienen los mismos efectos. El sueño del gran economista venezolano, hijo de italianos, Alberto Adriani (1898-1936): hacer de la economía menos dependiente del petróleo, dicho a su manera en el artículo Sembre- mos el petróleo, en 1936, por Arturo Uslar Pietri (1906-2001), comienza a ser realidad.

El autor de esta nota sostiene que, por razones de nuestra capacidad de refinación, atención a los compromisos de mercados internacionales, pagos de deudas y, principalmente, por reducir su incidencia en la crisis climática, Venezuela no debe producir más de 2 millones de barriles diarios.

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