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Nicolás Maduro y la conspiración hasta el remoto Plata (2)

Retornemos al Nicolás del liceo Urbaneja Achepol. Era un instituto experimental, lo que se tradujo en la inscripción allí de gente de izquierda. Había descendientes del jefe guerrillero Douglas Bravo, por ejemplo. El mismo Maduro era hijo de un economista miembro del MEP. Prieto tenía en el economista Maduro no un dirigente, pero si un personaje respetado que en las ferias y concentraciones asistía con el niño, que tocaba la corneta y gritaba por el megáfono “Viva Prieto” despertando la simpatía de los asistentes. Alguien fantasearía que esas experiencias infantiles grabaron en la memoria de Nicolás Maduro una vivencia de placer, de amor colectivo que buscaría repetir en una carrera política.

Maduro es judío

Detengámonos por ahora en otro dato personal: el apellido Maduro es judío. El mismo Maduro ha narrado por televisión que su abuelo era curazoleño y cuando se incomodaba por algo soltaba unas parrafadas en el patois de la isla. Se repite la paradoja porque la Venezuela bolivariana no tiene relaciones diplomáticas con el estado de Israel, genocida, adherente radical de los Estados Unidos y responsable del adiestramiento de las fuerzas militares y, más grave, de las paramilitares, de Colombia, instrumentales de narcotráfico y activas contra Venezuela. Colombia es llamada la Israel de América latina por la función que cumplió en el continente, como peón armado de los Estados Unidos, que mantiene siete bases militares en territorio granadino. El atentado con drones fue ensayado en Bochalema y según frases de Maduro, no pasó un día sin que Iván Duque, preguntara a sus subordinados por algún plan que hayan ideado para matar a Maduro.  Era obsesivo del tema, le producían depresiones los repetidos fracasos de intentos de ese tipo y es lógico que se llenaras de ideas de estar rodeado de traidores. Frecuentemente Maduro nombró a Duque como Porki, y en verdad calza el sobrenombre por la tosquedad de su nariz y boca.

Papeles escondidos

Hay una anécdota de los años liceístas de Nicolás Maduro que pinta su precoz vocación política. Encontró a un amigo de apellido Chamorro, el cual cargaba unos papeles de propaganda subversiva. Estaba asustado porque el gobierno había desatado una cacería de izquierdistas tras descubrir el sitio donde estaba oculto Frank Niehous, un ejecutivo de la empresa Owen Illinois, fabricante de la botellería de la Pepsi Cola y agente de la CIA.  Chamorro sacó de su casa los pasquines antigubernamentales. Su responsabilidad de militante le impedía botarlos, le pidió al amigo Nicolás que los escondiera en su casa. A eso se comprometió Maduro. El trato de los dos adolescentes versaba sobre algo que ellos no podían imaginar, Niehous era nada menos que el jefe de la CIA en América Latina. Estaban en juego los nombres contenidos dentro de aquel flaco cuerpo norteamericano quizá sometido a inyecciones de la verdad. Podían salir los de los hombres de la Legión Cóndor, los planes, tanto los de Venezuela como los del mundo. Dirigió aquel secuestro Carlos Lanz, años después asesinado por petición de su esposa, contra cuya prisión protestó María Corina Machado.

Maduro colocó los papeles debajo de su colchón y detrás de la nevera. Allí los encontró la familia, su papá le señaló al adolescente los peligros de aquello y le prohibió meterse en cualquier acción política.

De bien poco debió servir la prohibición porque las próximas noticias son de su militancia en la misma organización, donde se había inscrito en el liceo Urbaneja Achepol. En el nuevo liceo, el José Ávalos, hizo política junto a los hermanos Villegas Poljak, uno, Ernesto, que sería ministro de Cultura de los gobiernos maduristas, el otro, Vladimir, periodista de oposición. Con ellos militaban Kiko Bautista y Juan Barreto, Kiko también periodista y de oposición, el otro político y funcionario gubernamental chavista, hoy ambiguo. Es extraña una floración tan política en ese específico liceo.

En la biografía de Maduro figuran actividades múltiples en el barrio El Valle, unas políticas, otras culturales, dentro de las cuales están montajes de obras de Bertolt Brecht y César Rengifo, y funcionamiento de cineclubs en cuya programación no debieron faltar Roco y sus hermanos, Ladrón de bicicletas u otras del neorrealismo italiano.

Maduro no ingresó a la Universidad, la Liga Socialista le patrocinó un año de estudios en Cuba, en una escuela de formación de cuadros del Partido Comunista. Su próximo paso biográfico es como sindicalista por delegación de ese mismo grupo político. El entrismo funcionó, poco después era jefe del sindicato de choferes del Metro de Caracas. Para eso aprendió a manejar los diversos modelos de autobuses de la empresa.  Había pobreza puesto que junto a un grupo de colegas había establecido un sistema en el cual cada día uno llevaba un almuerzo grande una vez a la semana, del cual comían todos. A la vez tenía su automóvil con el que le daba la colita a los compañeros al salir del metro a las 11 de la noche. En eso entretuvo las últimas horas del día cuatro de febrero de 1992.

El “Por ahora”                                                                               

Al llegar a su casa encendió el pequeño televisor y vio un espectáculo inimaginado. Un tanque hacía penetrar su cañón entre los barrotes de la reja del palacio de Miraflóres, empujándolo con fuerza. Detrás del tanque se veía el cielo negro; alrededor, las calles negras, los faroles encendidos porque la escena sucedía a media noche. Corrían informa­ciones de ametrallamiento en las oficinas presidenciales, de huida Pérez por un pasaje secreto.  

Pérez habló por televisión desde la casa en el Country club del dueño de Venevisión.Con su voz andineada, que modificaban hilos de quebranto, anunció “el golpe”, lo denunció y señaló que seguía gobernando.

Poco después la rebelión estaba dominado. Los jefes de guarnición que estuviesen en posición dudosa se cuadrarían con Pérez. Chávez se comunica con el general Ramón Santeliz y le informa que depone las armas. Pérez había impartido orden de darle muerte, lo que se presentaría como producido durante un enfrentamiento pero Dios lo protegió, se vio ante varias cámaras de televisión, las luces brillaban. Es entonces cuando dice:

«Buenos días a todo el pueblo de Venezuela. Este men­saje bolivariano va dirigido a los valientes soldados del Regimiento de Paracaidistas del estado Aragua y Briga­da de Blindados de Valencia. Compañeros, lamentable­mente, por ahora nuestros objetivos no fueron logrados en la ciudad capital. Es decir, nosotros no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de evitar mayor derramamiento de sangre. Por favor, reflexionen y depongan las armas. Vendrán otros momentos…».

Aquel oficial está rodeado de enemigos y no tiene miedo. Hay fuerza en él. Está en­trando en conflicto la globalización.

A Nicolás Maduro hay que suponerlo excitado.

La conspiración que atenta o atentó contra Nicolás Maduro apunta a Latinoamérica hasta el remoto río de la Plata, se formula en la estrategia del Desacoplamiento europeo, principalmente por Donald Trump, como se verá en los próximos artículos.

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Source: Ultimas Noticias

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