Warui

Cuando uno lee el libro Rebeliones de Pablo Medina, le queda el sabor de toda esa literatura que a posteriori leímos sobre el período guerrillero en la historia de Venezuela. Nos resulta Pablo incluso un héroe de esos tantos que dio el proceso guerrillero de los 60, porque fue comandante. Incluso su valentía al sacar una pistola para enfrentar aquella ballena que le echaba agua y gases a los manifestantes, allá en Petare, ya cuando la Cuarta República expiraba. Todos veíamos a Pablo con admiración, hasta que se convirtió en presidente de la Cámara de Diputados de la Cuarta, cuando comenzó una perdición tan acelerada que terminó viviendo Miami, renegando de lo que fue.

Corre por las redes un video de otros dos personajes que simularon ser héroes alguna vez, con una larga trayectoria en la izquierda venezolana. Uno, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, combativo y valiente militante del Partido Comunista de Venezuela, que por años estuvo junto a su padre, el líder sindical Cruz Villegas, buscando la justicia social. El otro, un exmilitante del Psuv, un individuo de la academia, ingeniero eléctrico, doctor y con un largo currículo en el mundo universitario, quien formó parte desde el principio del gabinete de Hugo Chávez. Es decir, que se caló los primeros años de la amargura, cuando el enemigo avanzó con todo, incluyendo un golpe de Estado y un paro petrolero en el mismo año. Ambos son ahora admiradores apasionados de Edmundo González y llaman a votar por él, por el simple hecho de sacar a Maduro a como dé lugar. El más vano de los argumentos, el más miserable, incluso.

Porque si usted me dijera: “Es necesario salir de Maduro porque se agotó, porque es necesario oxigenar el gobierno y que una nueva izquierda tome el relevo para continuar desarrollando, incluso crear nuevas políticas, etc.”, tendríamos que decir que el hombre está haciendo un llamado a la izquierda rezagada que ha decidido quedarse en su casa porque no está de acuerdo con lo que ocurre. Pero ir a hacer un llamado para votar por un anodino, quien además tiene los peores conceptos sobre las mujeres, quien cree que los negros no son humanos y que los homosexuales son escoria, eso es una involución. Necesariamente deben ir al mismo lote de Pablo Medina.

Los japoneses tienen un término para eso: “warui”, que significa: culpable, equivocado, pobre, enfermo, malvado.

En lo personal me cuesta entender cómo alguien que leyó a Marx pueda involucionar de esa manera. Mi conclusión es que nunca lo leyó. Siempre he creído, mejor dicho, soy un convencido de que todo aquel que se dice revolucionario, si no leyó a Marx, en algún momento será un traidor. Verbigracia.

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